Para la religión católica la Semana Santa conlleva pasión y entrega, desde el mes de marzo el fervor corre por sus corazones, mente y espíritu. El valor significativo de estas fechas promueve el desarrollo de diferentes actividades litúrgicas, que despiertan y unen a todo un pueblo.
Catalina Sánchez, feligresa de la Parroquia Nuestra Señora de la Presentación expresó: <<Todo inicia con los 40 días de cuaresma con significado de ayuno, penitencia y oración, previo a la veneración de la pasión, muerte y resurrección del señor Jesucristo, que se celebra durante la Semana Santa. Esta semana yo podría describirla como una celebración de agradecimiento por el padecimiento del señor Jesús y el amor que tuvo al entregarse>>.
Su experiencia permite ver que un recuerdo sigue vivo, un sacrificio que, pese a los años, sigue llenando los corazones de los salvadoreños, día tras día.
El significado para los creyentes es grande, por lo tanto, esta época y en especial la semana se convierte en un tiempo esperado; desde un Domingo de Ramos, hasta un Domingo de Pascua, el recuerdo de una historia extraordinaria se hace presente para recordar el trayecto de un Jesucristo sufrido por amor a la humanidad.
Ciertamente el fervor se hace presente, alegría y corazón entregada por los feligreses forma parte de sus raíces cultivadas por años, lo que puede observarse dentro de todas sus celebraciones. Para la religión católica dentro del país, formar parte de estas actividades se vuelve un premio y una necesidad, al sentir gratitud por los milagros vistos en jóvenes y adultos.
Para Diego Mojica este año se mostró diferente, en especial el Viernes Santo; formó parte de uno de los sucesos más trascendentes para los católicos, como es cargar el cuerpo representado dentro de una urna.
Mojica relató: <<el sueño de aquel niño que salía acompañado de papá mientras el cargaba, se me hizo una realidad; por cuestiones medicas esta experiencia la veía lejos de cumplirla, pero hoy es una realidad cuando Dios tiene los planes a la perfección. Poder acompañar a mi papá como cargador, fue algo único, se me llenaron los ojos de lágrimas al saber que cargaba la urna del Santo Entierro, es un momento que guardaré el resto de mi vida>>.
Su experiencia refleja el gran amor que esta semana produce y le emoción con la que se vive; cada uno con sueños diferentes, pero unidos en agradecimiento, pasión y fe. Para cada feligrés su forma de consagrar al ser que entregó su vida conlleva diferentes acciones propias que surgen de los sucesos inimaginables que han percibido en momentos de dificultad en su vida normal pero que marcó su corazón para entregarse en cada actividad que realizan con agrado.
Byron Flores fue otro de los jóvenes afortunados en participar en actividades dentro de su iglesia, lo cual se convirtió en un honor para él, indicando: <<fue una semana santa muy hermosa, gracias a mi Nazareno, estoy agradecido con Dios por darme la oportunidad de permanecer a la hermandad y poder llevar a Jesús de Nazaret >>.
Las iglesias son parte de la formación de sus feligresías y las que se encargan de inculcar la importancia que la muerte de Jesús representó; permitiendo generar un entorno de reciprocidad por un sacrificio.
Por lo tanto, la Semana Santa es la celebración por gratitud, cada salvadoreño lo experimenta de manera diferente, pero algo que cabe aclarar es que para los creyentes católicos es el mayor acto que se puede presenciar, por lo que cada una de las actividades conmemorativas realizadas, poseen una gran entrega y lo viven con entrega al ser supremo que transformó sus vidas en un acto de amor.
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