mi viaje al volcán de izalco
- Kathy Menjivar
- 13 jun 2024
- 2 Min. de lectura
Mi viaje al volcán de Izalco fue una experiencia inolvidable. Como estudiante, siempre he sentido curiosidad por explorar los tesoros naturales de mi país. Y qué mejor manera de empezar que con uno de los volcanes más emblemáticos de El Salvador.
Al llegar a la base del volcán, me encontré con otros excursionistas que compartían mi entusiasmo. Mientras subíamos por los senderos empinados, no podía evitar maravillarme ante la grandeza del paisaje que se desplegaba ante nosotros. Recordé lo que mi abuelo solía decirme: "El volcán de Izalco es como un guardián vigilante que observa nuestro paso por la vida".
Durante el ascenso, tuve la oportunidad de hablar con un guía local que nos acompañaba. Le pregunté sobre la historia del volcán, y él compartió conmigo su conocimiento con orgullo: "El volcán de Izalco ha sido testigo de muchos eventos importantes en nuestra historia. Es parte de nuestra herencia cultural y natural".
Alcanzar la cima fue una experiencia indescriptible. La vista panorámica era simplemente impresionante, y me sentí en la cima del mundo. Recordé las palabras de un libro que decia: "Estar en la cima de un volcán activo es como estar en la encrucijada
entre la belleza y la fuerza de la naturaleza".
Mientras descendíamos, reflexioné sobre la magnitud de lo que acababa de experimentar. Como dijo mi amigo, quien también fue en el viaje: "Estar cerca del volcán de Izalco me hace sentir conectado con nuestra tierra y su historia". Y realmente lo sentí en ese momento.
Al volver a casa, llevé conmigo recuerdos que atesoraré para siempre. Mi viaje al volcán de Izalco no solo fue una aventura física, sino también un viaje de descubrimiento personal y cultural.
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