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  • Foto del escritorYaneth Martínez

Leyendas

¡LA CASA DE LA FINCA!

Hace 47 años aproximadamente en el cantón El Jiote perteneciente al municipio de San José Guayabal, departamento de Cuscatlán, Rafael Linares, un hombre de 52 años de nacionalidad extranjera, visitó El Salvador con el objetivo de comprar un terreno para la construcción de una casa y quedarse en el país.


Vicente Morales residente del cantón vecino Llano Grande era amigo de él. Rafael le comentó sobre el propósito que tenía para quedarse. Morales en ese momento le mencionó que el cantón El Jiote vendían unas tierras llamadas “La famosa finca”. Linares no dudo en ir y esa misma tarde compró el terreno.


Al pasar tres meses Rafael decidió cultivar caña en una parte del lugar e hizo la construcción de una molienda. Luego de un año él ya contaba con su casa y las demás cosas que en aquel tiempo había planeado. Al tercer año el señor Linares era muy reconocido en el municipio debido a que era el único hombre que tenía un cañal, su producción era muy buena y en el tiempo de la cosecha venían personas de diferentes departamentos a comprar y a disgustar el producto de diversas mieles que vendían.


A los 10 años Rafael empezó a sentirse muy mal de salud y no tenía quien cuidara de él, nunca se había casado ni tuvo hijos. Un 19 de marzo uno de sus trabajadores se sorprendió que no se acercara a ver cómo iba la cosecha. Aquel hombre decidió ir a la casa para ver lo que ocurría, le habló muchas veces y no contestaba.


Antonio quien era el trabajador entró, su sorpresa fue que lo encontró muerto en una silla mecedora, entró en pánico y salió corriendo del lugar. Al llegar a su casa se supo a meditar qué pasaría con esas tierras si el señor no tenía hijos, ni a nadie quien las reclamara.


Aquel hombre decidió ocultar la muerte del señor Linares, inmediatamente habló con un abogado para que las tierras pasaran a nombre de él, al mes la persona quien realizaría el trámite le dijo que solo faltaba la firma del propietario actual para cerrar el proceso. Antonio no encontraba una solución porque el dueño estaba muerto, pero aún conservaba el cadáver en la casa de la finca, en ese momento le dijo que lo llevaría con el señor.


Ese día, Antonio por medio de una cuerda realizaba estrategias para que el cadáver hiciera movimientos con sus manos y hacer creer que aún estaba vio, cuando el abogado llegó al lugar entró en suspenso porque la casa estaba en mal estado y todo parecía muy extraño en el entorno. Se presentó y dijo: Soy el licenciado Acosta y extendió su mano, cuando lo toco estaba helado y eso le asustó. Disculpe dijo el trabajador pero está enfermo y no puede hablar, con la astucia de él se llevó a cabo la finalización del contrato y se quedó con todo lo que había en el lugar.


Todo parecía paranormal, el abogado se retiró en el momento, mientras que Antonio estaba feliz por aquella estafa que había cometido. Esa misma noche de una manera discreta, dio sepultura al cuerpo del señor y decía en voz alta: ¡soy rico, tengo tierras, soy millonario!


La esposa de él le preguntaba cómo es que había obtenido aquellas tierras y solo respondía: tú disfruta y no hagas preguntas. Al mes se trasladaron a la casa de la finca, pero esa noche fue la pesadilla para esa familia.


Eran las 7:30 p.m. Antonio se encontraba cenando con su esposa y sus dos hijos cuando escuchó que alguien tocaba a la puerta, él salió inmediatamente, ya que hacía mucho frío, pero no había nadie afuera y cerró. Su esposa le preguntó quién era y solo le dijo: quizás fue el viento.


A las 9:30 p.m. nuevamente escuchó aquel ruido, su esposa aún seguía despierta y le dijo: Antonio alguien tocó la puerta ve, él se dirigió y nuevamente no había nadie. Ella entro en pánico, empezó a sentir algo muy extraño, pero el solo decir tranquila, no pasa nada a lo mejor escuchaste mal.


Raquel decidió irse a dormir, pero Antonio seguía despierto, era media noche y aun no se dormía. Salió afuera de la casa a fumar sentado en una silla observando a su alrededor, una silueta se paseaba por el cañal en ese momento salió por una navaja y grito- ¿hey, quien anda ahí?- lo dijo una y otra vez.


Salió corriendo para el cañal, pero no había nadie ahí, se regresó hacia la casa, cuando escuchó que alguien le dijo con una voz suave: -“Antonio, devuélveme las tierras”-, en ese momento sintió un escalofrío en todo su cuerpo, al entrar se le apareció el señor Linares en aquella silla donde lo encontró muerto.


Se movía y le decía:- “Antonio, devuélveme mis tierras”-, él se puso muy mal hasta que le provocó un paro cardiaco. A la mañana siguiente Raquel lo encontró muerto en el suelo de la casa. Ella lloraba y no sabía el motivo por el cual el hecho había ocurrido a su esposo.


En el sepelio de Antonio, se presentó el abogado y le comentó a Raquel todo lo que había pasado en aquel tiempo. Ahí entendió el motivo que causó la muerte de su esposo.


Luego de tres años de la muerte de Antonio, su esposa decidió vender el terreno a la familia Villatoro, al cerrar el contrato Raquel se fue lejos y jamás volvió. Los habitantes del cantón empezaron a comentarles lo que años atrás ocurrió en ese lugar.


Don Guillermo, uno de los integrantes de la familia pertenecientes actuales del terreno, entró en curiosidad por ver por sí mismo si era real lo que decían los vecinos y decidió pasar la primer noche en la famosa casa de la finca.


Los demás no quisieron quedarse con él, no tenían el valor para enfrentarse a algo similar. Cerca de las 7:00 p.m. Guillermo estaba cocinando, todo parecía muy tranquilo pero aun así decidió quedarse despierto toda la noche.


Era media noche, cuando escuchó que alguien se paseaba alrededor de la casa. Guardó silencio para ver si hablaban y despacio abrió la puerta para ver quién era. No había nadie. Se acercó al cañal, pero no se escuchaba nada, al entrar a la casa se le apareció el señor Linares en una silla justamente como se le presentó a Antonio.


Pero Guillermo no se asustó y le dijo:- ¿eres tú, el hombre que hace años era propietario de estas tierras?-, aquel señor levantó su cabeza y viéndolo fijamente le sonrió y le dijo:- “vete de aquí, estas son mis tierras”-. El con un tono de molesto le respondió: -“tú ya estás muerto, no tienes nada que hacer en esta vida”-.


Dando un grito despavorido, dejó a Guillermo inconsciente. La familia Villatoro se preocupó por el estado que se encontraba él. Consultaron a un brujo para saber el misterio que tenía esa casa, uno de los vecinos les recomendó uno al que podrían ir. Cuando llegaron, la persona que realizaba los rituales les dijo que ya sabía el problema al que se estaban enfrentando.


“Tienen que saber que el alma del verdadero dueño de esas tierras siempre permanecerá ahí y se les aparecerá siempre por las noches- exclamó aquel brujo. Ese terreno fue robado por uno de sus trabajadores hace unos años atrás, por eso él siempre se mantendrá en esa casa. Cada persona que llegue al lugar se les presentará, luego de dos años Guillermo se recuperó y ya no volvió a quedarse en aquella casa luego de lo ocurrido. La familia siguió con el cultivo de la caña como anteriormente lo hacía Linares.


Hasta la fecha de hoy en la famosa casa siempre sucede lo mismo. Cuentan los trabajadores que se quedan a dormir luego de sacar las cosechas que cuando se quedan dormidos llegan a gritarles o a tocarles la puerta, inclusive escuchan que alguien se pasea por la casa y que al llegar media noche aquel hombre aparece sentado en una silla dentro de la casa.


Los actuales dueños del terreno, decidieron desalojar la casa y siempre permanece cerrada, porque si alguien llega a entrar quedan traumados con la presencia del señor por esa misma razón nadie puede pasar ni una sola noche en ese dichoso lugar.



¡EL CAFETALÓN!

Cuentan los habitantes del cantón Patuluya, municipio de Oratorio de Concepción, departamento de Cuscatlán, que hace unos años ellos se dedicaban al cultivo del café, donde realizaban sus cultivos de manera diaria. La cosecha era en abundancia y personas de diferentes municipios cercanos llegaban en busca de una oportunidad de trabajo para sacar la producción.


El lugar era muy reconocido, pero a su vez ocultaba algo muy misterioso. El trabajo se daba en abundancia, pero siempre que los agricultores llegaban presenciaban algo paranormal.


Las personas de sus alrededores se dieron cuenta de lo ocurrido en aquel cantón y eso mismo hizo que ese cafetal fuese muy reconocido. Pero eso no es todo aquello aterrador no solo pasaba por la noche, sino a toda hora durante el día escuchan ruidos y cosas extremadamente extrañas ocurren en ese lugar.


En una ocasión un grupo de jóvenes exploradores que se dedicaban a la investigación de casos paranormales escucharon el comentario sobre lo que ocurría en ese cantón. Decidieron ir y vivir ese caso en carne propia. Al llegar buscaron a los trabajadores para obtener información, pero uno de ellos les dijo que no les recomendaban que fueran.


Al llegar las 10:00 a.m. aquellos investigadores ya se encontraban justo en el cafetal. Descansaron un poco y por la tarde realizaron un recorrido pero todo parecía muy normal. Eran las 7:30 p.m. y comenzaron a preparar su equipo para grabar, pero aun así no pasaba nada hasta que era media noche uno de los jóvenes al ver que todo se encontraba en buen ambiente.


Se fue a realizar la grabación él solo. Al encontrarse en medio de los cultivos un espíritu se le presentó. Al presentir este hecho se asustó, no se podía mover y se desmayó. Al día siguiente los demás compañeros se dieron cuenta que aquel joven no estaba con ellos y no sabían dónde se encontraba. Con mucho temor por lo ocurrido fueron a buscarlo. Encontraron su cámara quebrada y él estaba inconsciente, no recordaba nada.


Inmediatamente lo llevaron a una clínica cercana del municipio para que lo diagnosticaran y mejorara, mientras tanto los demás se regresaron para investigar qué es lo que había sucedido y justamente observaron lo mismo que le había sucedido al otro joven.


Ellos atemorizados salieron corriendo en busca de las demás cámaras para colocarlas en cada esquina del cafetal para ver si en la noche pasaba algo. A la mañana siguiente revisaron las grabaciones y todas las cámaras estaban quemadas, junto a eso una nota escrita con sangre donde decía: “salgan de aquí, si no quieren ser lastimados”, esto causó un impacto en ellos en ese momento lo comentaron con los trabajadores para que ya no llegaran.


Ese mismo día llegaron a visitar a su compañero para ver como seguía y él se encontraba ya mejor. Los demás empezaron a realizarle preguntas sobre lo que había sucedido aquella noche a lo que él respondió: la verdad lo que vi no era algo de esta tierra, era muy extraño.

Esa noche, pero aun así siguieron con obtener una respuesta a lo que estaba pasando en aquel lugar, se quedaron dormidos y justo a media noche los cuatro despertaron al mismo tiempo porque escuchaban ruidos afuera. Al salir se dieron cuenta que estaban en una casa de madera justo en medio del cafetal.


Era sorprendente porque sabían que habían alquilado un cuarto en el municipio y ya no estaban ahí, no encontraban una explicación al pasar unos minutos. Uno de ellos dijo: -“miren hay alguien allá”- en uno de los árboles de café nuevamente había una nota escrita, esta vez decía: -¡salgan del pueblo, salgan de aquí!-, en ese momento atrás de ellos se presentó un caballero vestido de negro, sus botas brillaban con la luz de la luna. En su pecho llevaba un cuadro con el que reflejaba la cara de un demonio aterrador.


Esa noche parecía una pesadilla para aquellos jóvenes, cuando entraron a la casa solo temblaban y no podían hablar. A la mañana siguiente cuando despertaban ya no estaban en ese lugar sino en la que habían alquilado en el municipio, dijeron a lo mejor fue un sueño, uno de ellos dijo no porque acá está la nota escrita, era el mismo personaje.


Desde esa noche los jóvenes desaparecieron y nadie sabía que había ocurrido con ellos. Los habitantes cercanos dicen que cada vez que llegan a trabajar en medio del cafetal se escuchan gritos pidiendo auxilio, al caer la noche se presentan aquellos cuatro investigadores cubiertos de sangre en todo su cuerpo.



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