A lo largo de la historia se ha demostrado que la necesidad de comunicarnos entre nosotros es evidente. Como seres humanos tenemos la comunicación como una de las herramientas más importantes ya que gracias a ella se establece una conexión entre dos partes, el emisor y el receptor, y nos permite compartir información. Podría decirse que gracias a la comunicación transmitimos un poco de nosotros a los demás.
El proceso de comunicación como tal, necesita de ciertas herramientas para que logre su cometido: dar a conocer un mensaje. Estos elementos son los que le permiten al emisor crear y desarrollar un mensaje que, gracias a diversos canales, llega a su público final.
A lo largo del tiempo, los canales por los cuales se han dado a conocer estos mensajes han ido evolucionando hasta el día de hoy, donde nos damos cuenta que pasar información ya es parte de nuestro día a día, pero que estos canales pueden facilitar el proceso de manera negativa o positiva. Esto significa que, muchas veces las personas no utilizan correctamente estas herramientas; y, que el mensaje enviado puede influir en las personas finales. Otras situaciones que cabe resaltar si se refiere a un mal proceso de comunicación son: • La falta de este proceso, ya que, si no existe, no hay interacción entre ambos individuos, el emisor y el receptor. • La falta de alguno de los elementos que conforman el proceso, porque sin ellos no se puede transmitir el mensaje en el momento y a las personas a las que va dirigido.
Se debe entender entonces que el proceso correcto de comunicación, tanto a nivel social, como familiar, y laboral, en verdad ayuda a resolver dudas, y que con ella se puede cubrir esa necesidad de transmitir información que nos da nuestra cualidad de ser humanos, y que gracias a ella las personas le dan significado a las relaciones comunicativas.
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