La vida de Rafael Moz, de 50 años, es un testimonio de fortaleza, adaptabilidad y amor por el arte y el servicio. Con sus manos ha tallado madera, ha dibujado marcas icónicas y ha capturado momentos que se convierten en ayuda para su comunidad.
Se inició a los once años en una carpintería local de un señor, “le ayudaba a sacar el aserrín y a barrer, aprovechando recogía pedacitos de madera que había en la carpintería, me los llevaba y con un cuchillo les hacía cisuras y figuras como colochos, flores cosas así los lijaba y los barnizaba. Me acuerdo que una vez vendí hasta un boladito de esos que a una señora le gustó”, rememora con una sonrisa.
Luego, la vida lo llevó a descubrir el dibujo. Su talento lo posicionó en grandes empresas, pero su espíritu emprendedor lo llevó a trabajar por su cuenta, y empezó a comprar herramientas para trabajar en la rotulación como un compresor, pistolas para hacer rótulos en la casa y le salió un contrato para la alcaldía de San Pedro Masahuat. Le pidieron crear rótulos con marcos de madera y mediante ese contrato regreso a la carpintería, volvió a trabajar la madera con rotulación luego de eso “traveseando comencé a hacer mesitas“ Relató.
Así que al hacer rotulados lo llevo de nuevo a lo que había dejado a medias, dado que este trabajo le dio la oportunidad de ir trabajando madera haciendo cortes e ir ensamblando. “Me fue gustando tanto que compraba camionadas de tarimas de madera para practicar”. Su hermano en Estados Unidos, al ver su pasión, le envió herramientas más sofisticadas que lo catapultaron al éxito.
En sus palabras, Moz refleja su pasión: "La carpintería no es un trabajo, es algo que se vive; que se llena uno de emoción, orgullo, satisfacción”. Su evolución continuó y, durante un viaje a Guatemala, se le dio la oportunidad de aprender de otro carpintero y aprendió a trabajar con melamina, un material poco conocido en El Salvador en ese momento.
El reconocimiento llegó cuando un muchacho le mencionó sobre un proyecto para emprendedores enfocado en personas que querían en hacer algo grande, este designio provenía del Ministerio de Hacienda, al realizar el curso y una prueba le otorgaron el dinero la única condición para los $2700 que les dieron fue gastarlo exclusivamente en herramientas. Así nació su taller de carpintería, que durante ocho años produjo muebles modernos y antiguos.
Pero la vida de Rafael tomó otro giro cuando la fotografía capturó su corazón. “Empecé a tomar fotografía a todo lo que veía y a investigar más y más, al mismo tiempo que era carpintero”, señaló. Inspirado por la ayuda que recibía su hijo enfermo en un hospital, creó una página de Facebook donde compartía imágenes de su comunidad donde mostraba como algunas familias vivían. A través de esta plataforma, canalizaba la ayuda que personas dentro y fuera del país querían ofrecer.
Durante este suceso Moz ya no contaba con su taller por una enfermedad llamada hernia discal que le afecto la columna, lo cual cuando hacia la ayuda para las personas no tenía ingresos y sobrevivía con lo que la gente le regalaba, durante su nueva etapa un seguidor le regalo una cámara profesional y empezó a aprender mucho más sobre la fotografía y video.
El acto de solidaridad que el realizaba no pasó desapercibido. Por tanto, el alcalde vio su talento y lo mandó a llamar para trabajar de fotógrafo para la Alcaldía de San Luis la Herradura, donde aún sigue dejando huella, más que un carpintero o fotógrafo, Rafael Moz es un símbolo de esperanza y perseverancia para San Luis la Herradura, su historia es un testimonio de cómo la pasión y el compromiso pueden transformar vidas y comunidades.
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