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  • andresventura58819

Crónica de una Jornada Ambiental en AMBAS

Escrito por: Andres Steven Ventura Alvarez




El sábado 11 de noviembre, un grupo de estudiantes de comunicaciones nos aventuramos hacia la Asociación de Desarrollo Comunal Mujeres de Barra de Santiago (AMBAS). La expectación y la curiosidad nos acompañaban mientras partíamos en un microbús a las 6:20 de la mañana, deteniéndonos brevemente en una gasolinera para satisfacer nuestras necesidades y hacer unas compras, para luego continuar con el camino.


A las 8:30 a.m., llegamos a nuestro destino y fuimos recibidos por los encargados de AMBAS. En una charla apasionante, nos explicaron la importancia de sembrar manglares en esta zona costera, junto con la comunidad de mujeres. AMBAS se esfuerza por crear un entorno ambientalmente sostenible, el área protegida que visitamos es un refugio para la vida silvestre y un oasis de biodiversidad.


Con botas en los pies, nos dirigimos a sembrar manglares rojos. Árboles que no solo ayudan a recuperar especies que habían desaparecido o eran escasas en la zona, sino que también desempeñan un papel crucial en la absorción del dióxido de carbono.


La playa, con su brisa salina y el sonido de las olas, nos esperaba después de nuestra labor de reforestación. Allí, la asociación tenía un área especial donde protegían los huevos de tortugas marinas. Nos sentamos mientras los expertos hablaban sobre estos seres asombrosos, y como se ven amenazas por depredadores, incluidos los humanos. Aprendimos sobre sus viajes migratorios y cómo, en ocasiones, regresan al mismo lugar donde depositaron sus huevos años atrás.


Expusieron que las tortugas comienzan su adolescencia alrededor de los 30 años. Sin embargo, un dato perturbador, es que, de 100 tortugas, solo una sobrevive hasta la edad adulta. La naturaleza es implacable y frágil al mismo tiempo. Después de la charla, nos dirigimos hacia la orilla del mar alí, cada uno de nosotros recibió una pequeña tortuga bebé. Nuestra misión: darle un nombre y liberarla en su hábitat natural. Con cámaras en mano documentamos este momento único mientras las tortugas se adentraban en las olas.


Tras esta experiencia conmovedora, nos reunimos para almorzar, la espera se hizo larga, mientras llegaba una lancha para llevarnos al canal de cocodrilos en donde dos se dejaron ver. Luego de esta experiencia regresamos a San Salvador aunque cansados, llevábamos en nuestros corazones la certeza de que habíamos contribuido, aunque modestamente, a la preservación de nuestro entorno marino.


Concluyó nuestra jornada en AMBAS, un día que nos recordó la fragilidad y la belleza de la naturaleza, y nos inspiró a seguir cuidando de ella.



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