La Semana Santa es muy importante para muchos feligreses, donde cada salvadoreño se toma el tiempo para ir a misa, acompañar procesiones y dejar atrás los problemas y tomar un momento de reflexión.
Las celebraciones tienen lugar entre los meses de marzo y abril; constituyen una serie de festividades centradas en lo espiritual que da una observación religiosa y que se enfoca en una celebración cristiana.
Muchos conocen estos eventos como la "Pasión de Cristo"; por ejemplo el domingo de palmas es un servicio donde se incorporan cánticos que representa un servicio típico que ofrece la comunidad y llevar un mensaje en donde paso a paso se conmemora la muerte y la vida de Jesús, pero también son los días más importante y lo más alegres para las personas católicas.
Rubén Ernesto Hernández dijo que para vivir la Semana Santa debemos darle a Dios el primer lugar y participar en todas las celebraciones propias durante el tiempo litúrgico. "Lo importante de esa conexión no es solo para recordar con tristeza lo que Cristo padeció y de recordar sus últimos momentos en la tierra, sino entender por qué murió y resucitó. Celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros es el poder de su resurrección", afirmó.
Alex Flores, un joven de 25 años opina que para vivir la Semana Santa se debe asistir en familia a los oficios y ceremonias propios de la cuaresma, para la vivencia cristiana de estos misterios y se debe ser comunitaria y a la vez voluntaria. Agrega que se puede organizar una pequeña representación como poner algún propósito concreto a seguir cada uno de los días de Semana Santa.
Realizar alfombras de aserrín en estas fechas es una tradición que viene de Guatemala y se ha expandido en los últimos años a El Salvador y Honduras. Durante la Semana Santa se elaboran alfombras representando figuras folclóricas y religiosas. Son elaboradas con aserrín, rosas, hojas de palma y otros materiales orgánicos. Además, se utilizan colores artificiales que sacan de la madera reciclada de manera que se utiliza para adornar las calles con hermosos colores.
Ruth Torres originaria de Sensuntepeque, por décadas escuchó que un hombre de nombre Rigoberto Alfaro, es recordado por ser el precursor de crear la tradición de hacer la alfombra más grande del país e inspiró a otras personas seguir haciendo hasta la fecha actual. "La elaboración se necesita alrededor de unos 60 quintales de sal y bastantes colores para darle una vista hermosa en la creación", añadió.
La creación de alfombras es algo que se celebra cada año y el diseño de ellas se empieza a trabajar un año antes. "Se toman decisiones como decidir quién será el encargado de cada detalle de la decoración, además de coordinar como conseguir el dinero que se necesitará para la elaboración", afirma Torres.
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