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  • Foto del escritorBeatriz De la Cruz

LA ESTRELLA DEL ESPACIO.

La odisea de Laika, la perrita pionera del espacio.


















Hace más de 65 años, el primer ser vivo dejó, por primera vez, la tierra rumbo al

espacio. Se trata de Laika, la perrita que tripuló el satélite Sputnik 2. Este viaje demostró un avance para la ciencia, pero le costó la vida. 


En pleno auge de la Guerra Fría, la Unión Soviética competía con Estados Unidos a la “Conquista del espacio”. Esto demostraría la fuerza, tecnología y desarrollo de los dos imperios que intentaban ampliar sus esferas de influencia en el mundo. El 4 de octubre, los soviéticos consiguieron poner el primer satélite artificial, llamado el Sputnik 1, pero tenía que ser aún más espectacular, por lo que tenía que ser tripulado por una persona. Sin embargo, esto era demasiado peligroso, ya que existía tecnología lo suficientemente fiable.


Los vuelos tripulados por perros ya se habían realizado con éxito en ocasiones anteriores con misiones suborbitales y planeaban repetir la estrategia con vuelos orbitales, por lo que los perros callejeros eran la opción perfecta para estos científicos, porque asumían que esos callejeros habían aprendido a soportar las condiciones extremas de frío y hambre a las que podían estar sometidos en el espacio.


Laika, fue encontrada en las calles de Moscú y ella fue la primera “víctima” de las expediciones espaciales, encabezando una lista que aumentaría a lo largo de los años con otros animales.


Era una perrita de raza mestiza, dicen que era un cruce entre un husky siberiano y un perro callejero, el director del programa de entrenamiento Vladimir Yazdovsky, que dirigía el programa de perros de prueba para vuelos espaciales que, años después, admitió «Laika era tranquila y encantadora». Le pusieron varios nombres como Limoncito, Ricitos y aquel con el que pasó a la historia: Laika, que significaba “ladradora”.


Los científicos sabían que Laika no iba a sobrevivir al vuelo espacial. La nave espacial estaba diseñada para llevar a la perra al espacio, proporcionándole alimento, agua y aire, pero no estaba diseñada para traerla de vuelta a la Tierra. La enviarían a la muerte para averiguar si era posible que un ser vivo superara la puesta en órbita y el enigma de la gravedad.















Laika tenía solo dos años, pesaba cinco kilos y antes de ser escogida por el programa espacial no había conocido más que el frío de las calles. Antes del lanzamiento, su entrenador quiso obsequiarle un poco de felicidad y se la llevó a su casa para que jugara con sus hijos.


«Quería hacer algo bueno por ella, ya que le quedaba muy poco tiempo de vida».

Era más que eso. Laika, tenía una expresión sagaz, una especia de sonrisa permanente en el hocico oscuro de punta blanca, una nariz negra siempre húmeda y una especie de certeza de que sus días en las calles de Moscú y en la nieve habían terminado para siempre, creyendo que estaba en buenas manos.


El objetivo de la misión era recoger los datos sobre las constantes vitales de Laika, así observar la reacción de su organismo en la misión espacial. Con anterioridad ya se habían enviado especies de moscas de la fruta, pero no un mamífero. Laika fue entrenada durante varias semanas para ir al espacio, el entrenamiento fue intensivo en máquinas centrifugadoras que simulaban las condiciones de despegue del satélite.


El 3 de noviembre por la tarde, el Sputnik 2 fue lanzado desde el cosmódromo de Baikonur, en el actual Kazajistan. Años después, salió toda esta información a la luz, uno de los técnicos que preparó la cápsula para el despegue reveló:


«Después de que pusimos a Laika en el contenedor, y antes de cerrar la escotilla, le besamos la nariz y le deseamos buen viaje, aunque sabíamos que no iba a sobrevivir».

Durante las tres primeras órbitas, cada una de las cuales duraba aproximadamente cien minutos, el funcionamiento del satélite fue normal, pero en la cuarta órbita la temperatura aumentó rápidamente a causa de un fallo en el sistema térmico. Laika murió poco después a causa de un paro cardiaco provocado por la hipertermia.


El gobierno soviético ocultó información sobre la muerte de Laika. Durante una semana, los periódicos locales publicaron boletines informativos sobre la salud de la perrita que, en realidad, ya estaba muerta. La información divulgada daba pie a que la población pensara que Laika podría regresar. Los medios internacionales admiraban el logro soviético y manifestaban su preocupación por la astronauta de cuatro patas.


Según el gobierno soviético, Laika había fallecido en el espacio después de una semana, debido a una falta de oxígeno, pero no fue hasta 2002 cuando un científico ruso confirmó que la perrita había fallecido en realidad horas después del lanzamiento, debido a un inconveniente en el sistema de control que hizo que la temperatura en la cabina aumentara de forma repentina, lo cual causó la muerte del animal.


El Sputnik 2 aún se mantuvo en órbita durante algo más de dos mil quinientas setenta veces en ciento sesenta y tres días, hasta que el 14 de abril del siguiente año se desintegró al entrar a la atmósfera terrestre. Oleg Gazenko, uno de los científicos responsables de su envío al espacio, dijo que cuanto más tiempo pasa, más lamenta lo sucedido.


«No debimos haberlo hecho… Ni siquiera aprendimos lo suficiente en esa misión como para justificar la pérdida del animal».

Oleg Gazenko (Científico)



La muerte de Laika sigue siendo un tema polémico en la historia de la exploración espacial. Muchos dicen que fue un acto cruel y sin sentido. Mientras que otros piensan que la muerte de Laika llevó a avances importantes para la exploración espacial y la comprensión de cómo los seres vivos reaccionan a condiciones extremas.


A la controversia mundial por la muerte de Laika, se sumaron los homenajes que le hicieron en todo el mundo. La consagraron estampillas, canciones, poemas y marcas de chocolate y el 9 de marzo de 2005, un área del planeta Marte fue llamada Laika, luego, por fin, el 11 de abril de 2008, se inauguró en el centro de Moscú, un monumento en honor a la perrita.


Laika ha inspirado numerosas obras y homenajes, recordando el papel que realizó en la historia de la exploración espacial. Su historia ha sido representada en varias películas y documentales, incluyendo Space Dogs (2010), Laika (2017), First Man (2018) y más recientemente, en Guardianes de la galaxia vol. 3, se ve a una perra con poderes telequinéticos llamada Cosmo inspirada en ella.



Su nombre también ha sido mencionado en varias canciones, como en "Space Dog" de Tori Amos, "Laika" de Moby y "Lyrics to Go" de A Tribe Called Quest.


Actualmente, en la ciudad de Moscú existe un monumento dedicado a Laika, que fue erigido en 2008. Este se encuentra en la calle Marshala Biryuzova, cerca del lugar donde se encontraba el Instituto de Problemas Médicos y Biológicos (IMBP), donde la perrita fue entrenada para su viaje al espacio.




Es una figura de bronce de dos metros de alto que representa uno de los segmentos de un cohete espacial, que toma la apariencia de una mano humana. En el centro de la palma de esa mano de bronce, está Laika alerta, las orejitas alzadas, el hocico desafiante, grácil, valiente y nunca le faltan flores.


En este video podemos ver más a detalle toda la historia y sucesos que tuve que pasar laika.








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